La negociación entre la ILA y la USMX está estancada, mientras los puertos del Este y Golfo de EE. UU. permanecen detenidos, complicando el comercio internacional.
La huelga portuaria en los Estados Unidos, que comenzó el 1 de octubre de 2024, ha causado una gran disrupción en la cadena de suministro global. Con más de 25.000 estibadores en paro en los puertos de la costa Este y la costa del Golfo, la incertidumbre sobre cuánto tiempo durará esta situación ha generado preocupación en varios sectores de la economía mundial.
El sindicato de estibadores, la Asociación Internacional de Estibadores, advirtió que la huelga podría extenderse si no se llega a un acuerdo satisfactorio en las negociaciones con la Alianza Marítima de los Estados Unidos (USMX). "La huelga puede durar un día, una semana, 30 días o tres meses", advirtió Harold Daggett, líder del sindicato, dejando claro que están dispuestos a mantener el paro hasta obtener mejores condiciones salariales y evitar la automatización en los puertos. Esta postura ha generado preocupación entre las empresas de todo el mundo que dependen de las exportaciones e importaciones a través de estos puertos clave.
Productos afectados por la huelga portuaria
La paralización de las operaciones portuarias en terminales que abarcan desde Boston hasta Houston está impactando gravemente el movimiento de mercancías a nivel mundial. Los productos más afectados incluyen alimentos perecederos como frutas, verduras y mariscos; ropa y textiles, esenciales para el comercio minorista en la temporada festiva; tecnología y dispositivos electrónicos, cruciales para la innovación y el consumo; y automóviles y repuestos, que amenazan con paralizar la producción de ensambladoras en EE.UU. y afectará la disponibilidad de vehículos en los mercados internacionales.
Impacto en la temporada navideña y aumento de costos.
Con la temporada navideña a la vuelta de la esquina, las interrupciones portuarias representan un riesgo significativo para el comercio global. Este período es fundamental para el sector minorista, y la falta de productos clave en los estantes podría tener repercusiones importantes en las ventas. Las empresas, que dependen de la puntualidad en las entregas, enfrentan la presión de cumplir con la demanda creciente de productos durante las festividades.
El costo de los fletes también ha comenzado a aumentar, con tarifas que se prevé subirán entre un 40% debido a los recargos por la temporada alta y los problemas de la huelga. Los comerciantes están explorando rutas alternativas, pero estas opciones pueden llevar a congestiones en los puertos de la costa oeste, complicando aún más la logística.
Si la huelga se extiende más allá de una semana, el riesgo de escasez de productos frescos y otros bienes esenciales podría convertirse en una realidad para los consumidores, llevando a una presión adicional sobre la inflación y aumentando el costo de vida en varios países. Además, el presidente Joe Biden ha instalado a las partes para volver a la mesa de negociaciones, señalando la necesidad urgente de encontrar una solución que evite daños mayores a la economía. En este contexto, los exportadores internacionales, especialmente de alimentos y productos perecederos, están particularmente preocupados, ya que cualquier retraso en las entregas podría resultar en pérdidas significativas y afectar la estabilidad de sus mercados.
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