El tráfico marítimo de mercancías es, hoy en día, la columna vertebral del comercio internacional y de la globalización, conformando casi el 90% de las transacciones comerciales a nivel mundial.
Sin embargo, es un gran desconocido, y aunque se tenga en cuenta como fuente de ingresos o como medio para alcanzar un fin, rara vez se ve como una fuente de innumerables peligros a los que se exponen los buques a diario.
En particular, una de las mayores amenazas para el transporte marítimo es el riesgo inherente al transporte de mercancías peligrosas, causa de muchos de los accidentes en grandes buques en la última década.
La mercancía peligrosa
Las mercancías peligrosas (MMPP, o HAZMAT), también conocidas como mercancías IMO, han sido el foco de preocupación de los intervinientes en el tráfico marítimo y una de las primeras causas de accidentes en el sector logístico. Su transporte ha variado a través de los años, pero también ha aumentado el número y variedad de sustancias que suponen un riesgo para intereses públicos y privados.
Su incidencia en el transporte marítimo es indudable y, por ende, merecen un tratamiento jurídico-práctico que difiera del régimen general de mercancías inofensivas, que no se someten a más riesgos que los clásicos de la navegación.
Determinar si tu carga es peligrosa o no puede ser más complejo de lo que parece.
Porque incluso artículos aparentemente inofensivos como perfume, pintura o detergente para la ropa son considerados como mercancías peligrosas.
Para saber con seguridad si las mercancías que vas a enviar son peligrosas, te recomendamos que solicites una ficha de seguridad del producto (en inglés material safety data sheet o MSDS). Este documento contiene las propiedades físicas y químicas del producto y puede ser obtenido del fabricante o proveedor.
Las mercancías peligrosas suelen clasificarse de acuerdo con la naturaleza del riesgo que potencialmente presentan. Por eso hablamos de materiales inflamables, sustancias explosivas, materiales radioactivos, etc.
La organización marítima internacional clasifica las mercancías peligrosas en estas 9 categorías generales:
Clase 1: Explosivos
Clase 2: Gases
Clase 3: Líquidos inflamables
Clase 4: Sólidos inflamables
Clase 5: Sustancias comburentes y peróxidos orgánicos
Clase 6: Materias tóxicas e infecciosas
Clase 7: Materias radioactivas
Clase 8: Materias corrosivas
Clase 9: Materias y objetos que presentan peligros diversos
La regulación del transporte de mercancías peligrosas
El transporte de mercancías peligrosas está regulado por distintos organismos, dependiendo del modo de transporte, el país de origen y el de destino, etc.
Pero los principales reglamentos para el transporte de mercancías peligrosas son estos:
Por aire: Regulaciones de la IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo) y la OACI (Organización de Aviación Civil nIternacional).
Por mar: acuerdo ADN (Accord Européen Relatif au Transport International Des Marchandises Dangereuses Par Voies de Navigation Intérieures) y código IMDG (Código Marítimo Internacional de Mercancías Peligrosas)
Por carretera: acuerdo ADR (acuerdo europeo sobre el Transporte Internacional de Mercancías Peligrosas por Carretera)
Qué tener en cuenta al transportar mercancías peligrosas
Dado el elevado riesgo presente en el transporte de mercancías peligrosas, los expedidores deben llegar hasta donde haga falta para asegurar que todos los aspectos del proceso del embalaje a la documentación sean seguros y de acuerdo con la normativa.
Dicho esto, aquí tienes cinco aspectos que deberías cuidar especialmente a la hora de enviar mercancías peligrosas.
Embala tus mercancías peligrosas de forma adecuada
Etiqueta las mercancías peligrosas
Cumplimenta la documentación adecuadamente
Asegura la carga
Planifica tu envío con antelación
La colaboración entre todos los participantes en el tráfico marítimo o, hablando de contenedores, en el intermodal, es vital, ya que todos deben cumplir con su deber para con la comunidad internacional y hacer uso de las herramientas que se ponen a su disposición máxima si en última instancia ello también redunda en su propio beneficio.
Por último, la industria marítima necesita no solo ser reactiva, sino también proactiva. Esto implica la implantación de nuevos métodos para hacer frente a las omisiones en la declaración de mercancías peligrosas o su declaración reticente, así como la revisión de los ya existentes.
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