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Tatiana Grande

Petro, sube drásticamente los aranceles y suspende el libre comercio con Estados Unidos.


El Gobierno de la extrema izquierda colombiana desplegó una agenda marcadamente proteccionista que pretende revertir el proceso de apertura comercial comenzando en las últimas dos décadas.


Petro anunció formalmente que Colombia realizará los pasos necesarios para encauzar una revisión del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, aunque por el momento se evitará una renegociación integral. A través de la Oficina del Representante de Comercio estadounidense, Colombia presentó un pedido de revisión sobre cuatro grandes áreas:

  • Acceso a los mercados (aranceles y restricciones)

  • Reglas de origen

  • Cláusulas de inversión extranjera directa

  • Propiedad intelectual

La revisión presentada por Petro tratará de valerse de la flexibilidad del tratado para aumentar las barreras a las importantes tanto como sea posible.


El TLC con Estados Unidos dinamizó las exportaciones colombianas y la afluencia de divisas, posibilitando así un despegue explosivo de los sectores con ventajas comparativas naturales, principalmente café y derivados, flores frescas, y más recientemente una gran variedad de servicios. Al mismo tiempo desalentó la inversión en los sectores menos competitivos, y por los cuales la sociedad colombiana se veía obligada a pagar precios más altos por productos de menor calidad.


El foco del oficialismo se centra en aumentar la protección arancelaria sobre el sector de la industria textil y los productos agropecuarios, encareciendo así el costo de vida de todos los colombianos a costa del enriquecimiento de un pequeño grupo de empresarios protegidos.


Según Petro asegura que ocasionaría el fortalecimiento de la industria nacional por lo tanto el refuerzo del empleo, pero esto no es lo que refleja con su reforma laboral.


El futuro económico del país es incierto donde los expertos dicen que va a ocasionar un mayor costo de vida el cual realizará una reforma laboral que no le termina de convencer a los gremios y al banco de la república cabe destacar los precios alrededor de los alimentos.


La vocación proteccionista del Gobierno de Petro no se limita al TLC con Estados Unidos, sino que pretende establecer aranceles para la totalidad del comercio bilateral.


El Gobierno propuso un gravamen de hasta el 40% para los bienes textiles, una tasa incluso más elevada que el 35% máximo que se aplica en la zona del Mercosur (una región que ya es proteccionista de acuerdo con estándares internacionales).


No conforme con la propuesta de aranceles arbitrarios, el Gobierno hizo una petición incluso más escandalosa: pretende aumentar los aranceles a la importación para “combatir el aumento de las tasas de interés”, un diagnóstico completamente disparatado que no tiene sustento por ninguna teoría convencional.


En respuesta a que el Banco de la República aumentó su tasa de política monetaria hasta el 13,25% nominal anual, Petro confía en que los aranceles “dinamizan la actividad económica” y conllevan a un efecto expansivo que contrastaría con el efecto recesivo de la suba de tasas. Pero no hay evidencia de que los aranceles puedan dinamizar la actividad, más bien todo lo contrario.

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